Bailar frente a un espejo y creerse el cuento no es malo, hasta que te emocionas y tu amiga te juega una mala pasada pasándote un micrófono «prendido».
Bailar frente a un espejo y creerse el cuento no es malo, hasta que te emocionas y tu amiga te juega una mala pasada pasándote un micrófono «prendido».