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10 cosas que NO DEBES HACER al mandar un E-mail

Corta… 

Mandar un mail con copia a tu jefe no va a lograr que le caigas mejor, lo que va a hacer es que el resto de tus colegas en la oficina desconfíen de ti.

¿Cómo llegamos a esa conclusión? A través de una investigación realizada por un profesor de administración de la Escuela Empresarial Judge, de la Universidad de Cambridge en Reino Unido.

Según el profesor David De Cremer, cuando los empleados continuamente envían copias de sus correos al gerente, eso no crea «transparencia», afirma el profesor De Cremer, sino una «cultura del miedo».

¿Y cómo? A través de estos hábitos…

«Aquí estoy, ya saben dónde me encuentran» .Eso es cuando el correo electrónico se utiliza para comunicarle a los colegas cercanos y lejanos que realmente te encuentras en el trabajo. Un intercambio aleatorio de documentos podría cumplir la misma función, un simple y acertado comentario de pocas palabras para demostrar que estás seriamente a cargo. También existe la versión «expreso de medianoche», que es enviar un email cuando todo el que tenga un poco de sentido común está con un whisky en la mano o ya en sus pijamas.

CC o CO.La copia ciega u oculta es el arma de destrucción masiva de los emails, invisible pero potencialmente una arrasadora herramienta de ataque. Y si alguien se llega a enterar de que estás usando esas tácticas solapadas, también podría terminar siendo una herramienta de ataque suicida.

Despedirse con un beso. ¿Cuál es la manera apropiada de firmar tus correos? Estas son preguntas que alimentan nuestra ansiedad cibernética. Si alguien te envía un email con un beso o con una gran X al final, como ocurre en algunos países, ¿le respondes con otra igual? Y, si no lo haces, ¿te hará lucir una persona grosera o estirada? También hay otros que firman con su inicial, como si fuera el monograma electrónico de algún monarca. Según el profesor De Cremer, el tipo de firma con mejor probabilidad de tener una respuesta positiva es: «Le agradezco por adelantado». Amable y al mismo tiempo a la expectativa.

Llevarse los laureles. Debes estar alerta al email que no es más que una expropiación del trabajo de otros. Generalmente estará escrito en un lenguaje empresarial, más escurridizo que una culebra en aceite. Si no es eso, entonces puede ser la común reacción a las dificultades de otros que termina con la indirecta expresión pasiva agresiva: «Cómo lo lamento».

Esa cosa que vieron en Facebook. Pensaron que era divertidísima y tenían que enviársela a todos en su directorio de correos electrónicos. Tú piensas que es espeluznantemente aburrido, sin embargo ellos siguen enviando más y más. Pero, ¿qué puedes decir? ¿Existirán las redes antisociales? Una solución sugerida es responder con un símbolo de menosprecio sin palabras: «!»

Avergonzarte gratuitamente. No hay manera de eludirlo. Sucede como si el destino tuviera su propia tecla de «enviar». Acabas de mandar un email sobre una persona que estás basureando precisamente a esa persona que estás basureando. Esto supera cualquier otra pequeña indiscreción como enviar un «Responder a todos» explicando a todo el edificio por qué no vas a asistir a la fiesta de despedida de alguien. Podría ser hasta peor que la sinceridad fingida, como en un correo que recibí recientemente: «Querido (espacio vacío): Espero que todo esté bien en (espacio vacío)». ¡Ah, eso te hace sentir tan especial!

La desconcertante respuesta que nunca llega. Este es el tiburón que ronda el agua turbia de los emails. Acabas de enviar un mensaje muy directo y quedas a la expectativa. Tal vez no lo vieron, así que te inventas otra excusa para reenviarlo. Nada. ¿Qué podrá ser? ¿Estarán allí? O, peor aún, ¿serán de esos que abandonan una conversación -por interesante que sea- a mitad de camino? Te hacen una pregunta, tu respondes tal vez con un gracioso comentario al final y, luego, silencio absoluto.


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