“Game Of Thrones” debutó con su octava y última temporada con “Winter is here”, el primer episodio del final de la serie de HBO.

El capítulo estuvo marcado por momentos emotivos y reencuentros de personajes. Sin embargo, algunas tramas se pegaron importantes saltos y la serie no se complicó a la hora de revelar verdades previo al enfrentamiento con el Ejército de los Muertos. 

Claro está, de acá en adelante hay SPOILERS para todos quienes aún no ven este nuevo episodio. 

1. La rivalidad entre Sansa y Daenerys

Uno de los elementos más atractivos del episodio es el regreso del guion al tono más político que tenía en las primeras temporadas. Sin ir más lejos, la llegada del ejército de Daenerys Targaryen fue un sutil homenaje al primer capítulo, a aquel día cuando Robert Baratheon llegó con su delegación a Winterfell para pedirle a Ned Stark que sea su Mano del Rey. Curiosamente, ambos personajes ya están muertos.

Sin embargo, el frío recibimiento y la incomodidad de la gente del Norte se hicieron sentir para la reina forastera. Ese sentimiento lo encarna especialmente Sansa Stark, personaje ya consolidado de la serie y que se perfila como protagonista del “juego de tronos”.

Ante la pérdida de legitimidad de Jon Snow, quien entregó su corona al servicio de Daenerys, Sansa es la Reina del Norte de facto. Lo que la convierte en el personaje a convencer de cara al enfrentamiento con el Ejército de los Muertos y eso la pone en una posición de poder que le permitirá maniobrar con mayor ventaja.

Finalmente, Jon Snow se entera que es hijo de Lyanna Stark y Rhaegar Targaryen, lo que no sólo significa el cumplimiento de la promesa que le hizo Ned Stark (también en el primer capítulo), sino que se entera de la verdad más importante de todas: es el legítimo Rey de los Siete Reinos.

El portavoz de la noticia es Samwell Tarly, hombre de confianza de Jon, quien al mismo tiempo le cuenta que Daenerys ejecutó a su padre y a su hermano, deslizando que pese a su cercanía con la Madre de los Dragones, él sería un rey más justo.

Cersei Lannister mueve sus piezas desde Desembarco del Rey. Decidió no enviar su ejército a Winterfell y puso a la Compañía Dorada bajo sus órdenes. Sin embargo, sus intenciones apuntan a cobrar venganza de sus hermanos.

Para ello, ideó un plan maquiavélico: enviar a Bronn de Aguasnegras para asesinar a Tyrion y Jaime Lannister, si es que ellos no caen en batalla. La situación incomoda desde el primer momento al sicario devenido en caballero, sin embargo, hay un sustancioso pago por sus servicios y hasta ahora se plantea como una de las encrucijadas más importantes de la serie.

La cuota de terror del episodio la puso el encuentro de Tormund, Berric Dondarrion y el resto de los sobrevivientes de Eastwatch con los últimos miembros de la Guardia de la Noche dirigidos por Edd el Penas en Last Heart, histórico hogar de la casa Umber que queda a medio camino entre Winterfell y el Muro.

El lugar fue arrasado por el Ejército de los Muertos y dejaron su característica marca circular con los cadáveres, ya vista en capítulos anteriores y cuyo significado aún no se revela.

En una escena que extrañamente no tuvo mayores inconvenietes, un pequeño equipo de guerrilleros liderados por Theon Greyjoy logra rescatar a su hermana Yara del cautiverio de su tío Euron, sirviente y amante de Cersei Lannister.

La movida no es especialmente cautivante, pero sí clave, ya que ambos son el plan B del ejército de Daenerys Targaryen ante una eventual derrota contra los white walkers: preparar la huida a las Islas de Hierro.

El capítulo concluye con este momento, una nueva alusión al capítulo piloto de la serie. Bran Stark y Jaime Lannister se reencuentran en Winterfell por primera vez, el mismo lugar donde el Matarreyes lanzó al pequeño desde una torre y lo dejó con sus piernas inutilizables.

Como adelantan algunas escenas del próximo capítulo, Jaime será sometido a juicio donde le recaerán nuevos cargos, como haber asesinado al padre de Daenerys Targaryen por la espalda.