¡Esto no es para que lo imites, sino para que no lo hagas! Recuerda que si no pagas tu pasaje en ciertos recorridos del Transantiago podrás terminar en cana o pagando 60 lucas.

1.- La clásica cucharita – Se hace en el Metro, pero también en algunas micros, y es cuando dos personas se unen como si estuvieran regaloneando en una cama y pasan la barrera de seguridad simulando ser una sola.

2.- El vendedor de helados – Son personas consiguen una caja de cartón o plumavit y suben a las micros simulando que venden helados para viajar gratis.

3.- El Tomás González – Dícese de la persona que imita a nuestra figura olímpica cada vez que se encuentra con un torniquete. ¿Qué es lo que hace? Toma perso, y como si fuera un Tomás González, salta sobre el fierro simulando que lo hace sobre un caballete. Afortunadamente algunos quedan a medio camino y sufren por su frescura.

4.- La barra de los pungas – Pasa en los días de fútbol, cuando grupos de barras bravas entran a las micros como si fueran parte del estadio y sin pedir permiso. De yapa las rompen, rayan y a veces hasta las secuestran para que los dejen junto a la galería.

5.- Con el pase del cabro chico – Cuando tu papá, mamá, hermano que trabaja o alguien que claramente no está estudiando, ocupa un pase escolar para pagar más barato. Todos sabemos que es muchísimo más conveniente pagar menos de 200 pesos, pero también es harto feo cachar el “delito”.

6.- El teatrero chanta – Son aquellos que suben a la micro y comienzan a buscar entre sus ropas la tarjeta bip! sin éxito. Unas diez cuadras más adelante le dicen al chofer que los deje bajar porque no tenían con ellos, pero en realidad ya están en su destino.

7.- Entrar por atrás – Tan común que no necesita explicación.

8.- El cantante y su guitarra – Salen a luz durante los meses de invierno, cuando ya no se pueden hacer pasar por vendedores de helados. Suben al Transantiago con una guitarra en la mano simulando ser cantantes ambulantes, pero no entonan ni una frase hasta bajar en su destino.

9.- El enano maldito – Es cuando sencillamente se agachan y pasan por debajo del torniquete, cual hobbit en el Señor de los Anillos.

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