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12 momentos que harán que te tirite la pera

Ya sabemos que con Titanic dijiste que se te cayó una pelusa en el ojo para disimular las lágrimas, o que con el final de Pearl Harbor sentiste que el mundo ya no tenía sentido. Es hora de demostrar que en los últimos 10 años sí ha habido películas que lograron emocionarte y fueron las culpables de que te despertaras con los ojos hinchados al día siguiente. Alerta de spoiler.

Si alguna vez pensaste en cambiar el mundo y sacar toda la maldad que hay en él, esta película te debe haber esperanzado mucho. Pero si simplemente fuiste un espectador más, el momento en que muere Trevor, de sólo 12 años, después de haber liderado una cruzada por ayudar a los desvalidos, es simplemente injusto.

El lindo momento cuando Noah logra mantener la atención de Allie en el hogar de ancianos y empiezan a bailar un lento, como recordando su primer baile en esa calle vacía. Pero de repente, Allie pierde nuevamente la razón y lo desconoce, empieza a gritar y tienen que inyectarle un calmante mientras Noah mira sufriendo.

Pese a que cuando termina la película, vuelve toda la esperanza que perdiste alguna vez en la vida, hay una escena para sacar el arsenal de pañuelito. Will Smith y su hijo no tienen donde dormir y se encuentran pasando el tiempo en el metro. Como padre protector le inventa una historia sobre dinosaurios para que su hijo no se asuste. Para escapar de los dinosaurios, se meten en una «cueva» que era el baño del metro. Un hijo, durmiendo en las piernas de su papá, sobre papel higiénico, y el papá llorando y aguantando la puerta para que no la abran. Y lo peor, es que es una historia real.

Hasta las personas que no tienen emoción, ni perros, lloran con esta escena. Marley muriéndose en el veterinario y el personaje de Owen Wilson aguantando el llanto mientras le dice todo lo que lo quisieron. Y para sufrir más, muestran a su hijo viendo un video de Marley desde que era cachorro hasta ese día, con música terriblemente triste, mientras el mejor Golden Retriever de Hollywood muere.

¿Cómo alguien parte una película para niños mostrando la historia de una pareja enamorada hasta que son abuelitos, y luego, mata a la señora y vemos al viejito solo, triste y abandonado? Como para no querer enamorarse nunca porque, tarde o temprano, alguno morirá.

La película está terminando, pero aún queda la peor parte. Kate le dice a su mamá que, cuando era chica, tenía miedo de perderla. Esa misma noche, paradójicamente, es su mamá, personaje interpretado por Cameron Diaz, quien ve a su hija morir en sus brazos.

El que no lloró viendo los ojos llenos de miedo de los protagonistas de Toy Story 3 porque estaban a punto de morir quemados en el horno del basurero, no tiene alma. ¿Cómo Disney no se cansa de mostrarnos las escenas más tristes y dramáticas que hemos visto? Los juguetes tomados de la mano, mirándose entre ellos, y a punto de morir sin merecerlo.

Dentro de todas las escenas intensas y emocionantes que tiene esta película, una de las más terribles es cuando el hijo mayor vuelve a la sala del hospital y ve que su mamá no está. Imposible aguantarse las lágrimas al ver a un niñito desesperado porque cree que su mamá se murió. Es una película además particularmente emocionando para todos los que vivimos el terremoto y tsunami del 2010.

La historia de un joven que puede volver a su pasado suena entretenida, y un poco repetida. Pero se transforma en terriblemente penosa cuando tiene que decidir si tener a su segundo hijo o seguir volviendo al pasado a ver su papá muerto. Al decidir transformarse en papá por segunda vez, va a visitar a su propio padre por última vez. Penosísimo.

Además de ser una excelente película y ganadora de un Oscar, tiene una escena que combina lo positivo con lo negativo y te pone los ojos llorosos. Solomon logra ser recatado del infierno que vivía, pero tiene que dejar atrás a su compañera Patsy, llorando porque ve irse al único que la protegía de su satánico dueño. El desconsuelo de Patsy te llega hasta los huesos porque sabes que su personaje ya no tiene salvación.

Uno sabe que va a llorar cuando va a ver esta película. Sabe que será terrible ver a dos niños enamorados con cáncer y que no se va a aguantar las lágrimas cuando alguno de los dos muera. Y aunque uno sabe todo eso, el momento en que el protagonista, Augustus, hace un ensayo general de lo que será su propio funeral, te supera. Masoquismo puro.


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