Ricardo Aronja fue el encargado de abrir la saegunda jornada. En una novedosa presentación, donde hizo mix de sus mejores canciones y, además de cantar sus nuevos éxitos, logró conquistar a su acérrimo público que le brindó las dos gaviotas.
Ya más suelto de lengua, Centella continuó con su rutina en base a anécdotas y chistes cortos. La tónica siempre estuvo ligada al doble sentido y la ordinariez, a la gente no le importó y a la media hora el humorista se despidió.
Pero el público – en su mayoría mujeres y parejas- quiso más y pidió la gaviota de plata para el magallánico. Los animadores se la dieron y el número se prolongó por más de cuarenta minutos. Al final Miguel Ángel Alvarado siguió hasta que obtuvo la estatuilla dorada y culminó su rutina con un largo chiste que trataba sobre un cura y un alcalde gorreado.