Euforia total provocó la espectacular presentación de Katy Perry en el show de medio tiempo de la final del fútbol americano. Ya es habitual que el Super Bowl, como es popularmente conocido, destaque más por su espectáculo musical que por lo que ocurre en el ámbito deportivo.

Perry impresionó desde el comienzo, cuando apareció sobre un tigre dorado interpretando “Roar”. Después de entonar “Dark Horse”, en un escenario que simulaba un tablero de ajedrez, la artista dio paso a Lenny Kravitz, el primer invitado de la noche.

Para finalizar el espectáculo, que ya había sido abrumador en toda la producción escénica, la cantante de 30 años se subió a una plataforma que asimilaba una estrella fugaz. Perry se movió por los aires interpretando “Firework”, con un público rendido a sus pies y que gozó con los fuegos artificiales que iluminaron el University Arizona Stadium.