Sencillamente admirable.
Así fue la presentación de Adele en su concierto en Birmingham (Reino Unido) cuando, en mitad de All I ask, tuvo un problema con el sonido. Se cortó y durante un minuto nadie escuchó nada.
La cantante siguió cantando como si nada y el público la acompañó a todo pulmón. Adele no le dio importancia a lo ocurrido y sólo bromeó con que los fans de primera fila habían tenido «un concierto privado»de forma inesperada.