Carabineros sabía desde noviembre de 2012 sobre lo peligroso que eran los perdigones que ocupaban en sus escopetas utilizadas para disuadir los disturbios, según una publicación de Ciper, que cita un peritaje elaborado por el Departamento de Criminalística.

Según el documento, lo recomendado era “el uso de la escopeta antidisturbios en Carabineros de Chile a una distancia superior a los 30 metros y apuntando siempre hacia el tercio medio inferior del cuerpo, ya que corresponde a zonas menos vulnerables o expuestas, al estar protegidas por las vestimentas y el calzado, con la finalidad de evitar la generación de lesiones graves durante su uso y solo se cumpla la función de dispersar a las personas».

El análisis estudió el daño que podía provocar la munición y para ello disparó estas a cinco, diez, 15, 20, 25 y 30 metros del blanco. Los resultados establecieron: “Luego de analizar los daños generados (…), es posible establecer que entre los 5 y los 25 metros de distancia, existe una clara posibilidad de generar en la superficie corporal lesiones de carácter grave”.

Dentro de los resultados, el peritaje advierte que al utilizar la escopeta a menos de 30 metros “existe el riesgo de generar una lesión ocular, que podría implicar la pérdida del ojo”. Además, a esta distancia misma distancia, podrían ser letales si impactan en el cuello o provocar fractura craneal y laceraciones hemorrágicas en el abdomen.

El estudio fue realizado el 21 de noviembre de 2012 y su objetivo era “informar los efectos y lesiones que podrían causar los perdigones de goma, disparados con escopetas antidisturbios en actual uso en Carabineros de Chile, en la superficie corporal de personas, con el fin de ser tomadas en consideración en la elaboración y diseño del curso de capacitación orientado al correcto uso del arma antes mencionada”.