
Jamás podrás decir que nunca te conmoviste con esa “mirada triste” de tu perro, esa que no te dejaba comer por la culpa, o que no te dejaba regañarlo porque pensabas que habías herido sus sentimientos.
Sin embargo, unos investigadores realizaron un estudio a propósito de sus singulares facciones, el que fue publicado por la Academia Estadounidense de Ciencias y que reveló que el intercambio de miradas entre humanos y perros genera altos niveles de oxitocina para ambos, que se conoce como “hormona del amor”, la que también se provoca entre humanos y bebés.
Todo esto se debería a dos músculos situados en torno a los ojos de los «lomitos suavecitos» que les ayudan a tener una mirada triste.
Los investigadores estudiaron cadáveres disecados de perros domésticos y lobos salvajes, con lo que comprobaron que los perros tenían esos dos músculos bien formados alrededor de los ojos, a diferencia de los lobos, hallazgo que fue publicado en la revista de la Academia estadounidense de ciencias (PNAS).
Los científicos también filmaron interacciones de dos minutos entre perros y un humano al que desconocían, y luego entre lobos y una persona. Solamente los perros lograban mover el contorno de los ojos con mucha intensidad al mirar a los humanos.
Anne Burrows, profesora de la universidad Duquesne de Pittsburgh y coautora del estudio, explicó que estos músculos ayudan a los perros a agrandar los ojos, tal como hacen los bebés, lo que provoca una reacción de protección en las personas, recoge Clarín.