Seguramente te ha pasado: Bajar a la cocina para buscar una que otra cosita para comer y darte cuenta que tu refrigerador emite un zumbidos o crujidos extraños, lo que te puede hacer pensar desde que está poseído o, más posiblemente, con algún problema de motor.
Sin embargo, no debes alarmarte antes de tiempo ni menos sacar conclusiones a la rápida. “Algunos ruidos son comunes, como por ejemplo los que suenan como crujidos, que son así porque al interior se contraen y expanden los accesorios del refrigerador en relación a su temperatura interna”, explica Leonardo Miranda, Master Trainer de Línea Blanca en Samsung Electronics Chile.
El profesional también añade que escuchar las burbujas de agua en el refrigerador también es una cosa normal: proceden del líquido refrigerante de enfriado que circula por el refrigerador.
Por su parte, oír zumbidos o pitidos tampoco indica nada malo, calma con esto. En el primer caso, lo que se oye es el sonido del funcionamiento del compresor, lo que sucede cuando comienza y se apaga un ciclo de enfriamiento. En cambio, los pitidos también tienen su razón de ser. “Algunos refrigeradores, como los nuestros, están equipados con una alarma de puerta, que emitirá un sonido cada vez que la puerta está abierta o mal cerrada, así que hay que fijarse en esas cosas”, dice Miranda.
También tenemos que olvidar cosas que parecen más que obvias, pero que en muchas oportunidades pasamos por alto. Por ejemplo, el refrigerador no puede estar muy cerca de las paredes, pues impide la circulación del aire. Una distancia adecuada que te recomendamos son 15 centímetros aprox., tanto de la parte posterior y los costados del electrodoméstico.
También hay que revisar si cayó algo debajo o detrás del refrigerador. De ser así, hay que sacarlo y revisar si el sonido persiste. “También se pueden revisar las estanterías de las puertas, hay que ver que no estén sueltas y que no haya elementos que generen ruido al abrirlas y cerrarlas”, señala Leonardo Miranda.
Finalmente, hay que ver el nivelado del aparato. Esto quiere decir nivelar las patas delanteras del refrigerador en una inclinación de más o menos 10 a 15 grados, pues debe quedar inclinado hacia atrás para ayudar al cierre hermético de la puerta.