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Anya Taylor-Joy: ¿Cuál era la extraña y tierna costumbre que tenía de niña?
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Anya Taylor-Joy: ¿Cuál era la extraña y tierna costumbre que tenía de niña?

La actriz de 26 años se tomó todos los portales de noticia, luego de realizar una divertida confesión en "The Lathe Show.

Aunque Anya Taylor-Joy suele ser noticia por sus impecables interpretaciones, esta vez la historia es distinta, porque la actriz de 26 años se tomó todos los portales de noticia, luego de realizar una divertida confesión en el popular programa conducido por James Corden.

La protagonista de Gambito de Dama fue la última invitada a «The Late Show», donde no tuvo reparos en hablar un poco más a fondo sobre su niñez y cuál era la actividad que le apasionaba en aquella época.

“Voy a quedar como una rara en tu programa”, comenzó diciendo. “Fui muy afortunada y me crié con caballos, perros y gatos”, añadió Anya,   dejando claro que le apasionaban los animales desde muy temprana edad.

Por lo mismo, dada la cercanía que tenía con la naturaleza y los animales en esa época, es que le encantaba todo lo que proviniese de un huevo, e incluso le pidió una incubadora a sus papás.

«Me encantaba todo lo que fuera que saliera de un huevo. Me encantaba. Amaba las gallinas y los patos. Todo lo que quería de niña era una incubadora. Pero mis padres no me la dieron, porque tenía 5 años, tenía sentido”, dijo en el programa.

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Anya Taylor-Joy de niña

«ME ROBABA LOS HUEVOS DE LA COCINA»

En vista que sus papás no le regalaron la incubadora que ella pidió, por razones obvias, la pequeña Anya no encontró nada mejor que robarse los huevos de la cocina y «encubarlos» ella misma».

“Decidí que otra forma de incubar los huevos era robándolos de la cocina, manteniéndolos cerca mío, en una bolsa. Así que andaba con esto por todos lados. Fue tan terrible que mi mamá tuvo que poner bajo llave la cocina porque iba todas las noches a robarme un huevo después que se dormían”, confesó.

Fue tanto el afán de la actriz por los huevos y el querer incubar pollitos que incluso llevó esta día hasta su colegio y convenció a todos su compañeros de hacer exactamente lo mismo.

“Convencí a todos en la escuela de hacer lo mismo y meter la mano en el horno con los huevos, era muy querida entre los padres”, dijo entre risa.


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